El estreno de Rafa Nadal en su regreso a Indian Wells, tras su ausencia el año pasado por culpa de otra dichosa lesión, fue aún más plácido de lo que se preveía. Se enfrentaba en segunda ronda al invitado estadounidense de 22 años y 192º del mundo Jared Donaldson, y tras un leve tanteo inicial en el que no arrancó mejor porque no le entraron primeros servicios, el balear de Manacor sacó su famoso rodillo y engulló otra vez a su rival (ya lo hizo hace dos años en Shanghái) con un doble 6-1 en 72 minutos.

Un resultado aplastante que iguala las mayores palizas que ha logrado en su trayectoria en el Masters 1.000 californiano. Es la tercera vez que solo cede dos juegos. Lo hizo en la primera ronda de 2011 contra el sudafricano Rik de Voest (6-0 y 6-2) y en octavos de 2007 ante Juan Carlos Ferrero (6-1 y 6-1).

Nadal fue una máquina muy bien engrasada en pista dura, no perfecta por ese pero del saque, que no le funcionó todo lo bien que le hubiera gustado en cuanto a puntería, porque con los números en la mano sí que fue efectivo. Donaldson, un tenista peculiar, más o menos alto (1,88), enjuto de piernas y con una incipiente barriguita cervecera, no tuvo ni una sola opción de quiebre y apenas rascó tres puntos contra primeros y seis contra segundos en todo el duelo. A Rafa le corrió todo, el golpe natural y el revés cruzado funcionaron de maravilla; en la red estuvo implacable (7/8), falló poco (10 errores no forzados) y se permitió el lujo de dejar para la galería un remate de espaldas impresionante.

Entre el 1-1 del primer set y el 2-0 del segundo, Nadal ganó siete juegos seguidos y puso los cimientos para lograr su victoria 263 en Masters 1.000, en su carrera con Federer (265) por liderar la tabla histórica. En tercera ronda se cruzará con Diego Schwartzman, una buena piedra de toque para medir el que parece un gran momento de forma. Contra el argentino el balance favorable del español es demoledor: 6-0. Escrito por Nacho Albarrán del diario deportivo AS, y edita la Agencia Manacor Noticias. Con foto de la ATP.