Editorial: Estoy recopilando acciones de solidaridad en este pueblo, no tengo espacio en un amplio libro para contarlo por sus muchos detalles y gestas. Cuando se hable del coronavirus (Covid-19) y la historia le ponga el foco de manera esencial, entonces conoceremos el gran corazón de quienes están demostrando que merece la pena seguir en este frente de humanización, respeto a los semejantes. Mil gracias y reconocimiento a las decenas de personas que están protagonizando desde el anonimato, maravillas y secuencias, que serán difíciles de olvidar, aunque ellos y ellas lo están haciendo, porque es necesario, dicen.

También quitarse el sombrero por los cientos de Voluntarios que desde las diferentes ONGs, ayudan a los Servicios Sociales de Manacor, Banco de Alimentos, Cruz Roja, Cáritas, Albergue de Transeúntes, y tantos que hacen el milagro diario. A los Voluntarios de Protección Civil. Aprovechando el saludo a personas ejemplares, por supuesto a nuestros sanitarios, policías, farmacéuticos, transportistas, centros de alimentación, agricultores, ganaderos, taxistas, profesiones de la primera línea en general. Técnicos de urgencias, ambulancias, tantos y tantas, que orgullo conocer esta parte tan emocionante del municipio.

Los sentimientos a flor de piel sin intermediarios, alejados del ánimo de lucro, del interés de la cuenta de resultados. Porque sí. Eso me dijo Antonia, me sale del alma. No publiques nada por favor, si lo haces público dejaré de colaborar. Peligro, ni palabra. Llegan cada semana a cientos de hogares de este municipio y sus rincones más recónditos con el mínimo para que la despensa respire un poco y exista alegría en la casa del que pasa dificultades. Porque ya estaba en situación de riesgo, por estar en un ERTE. Por tantas razones ajenas a nuestra voluntad, porque el virus llegó a traición y Sanidad dijo, todos quietos.

Todos ellos/as hacen posible que salgamos de la vulnerabilidad y pronto esa nómina necesaria y amiga nos dará seguridad y autoestima. Personas que ayudan a familias enteras con todo lo que necesiten, propietarios de pisos y locales que han renunciado a cobrar el alquiler de varios meses, cinco de ellos hasta diciembre. Haciendo una cadena solidaria donde el trueque y el intercambio hace posible que lleguen cientos de cosas de unas familias a otras. Empresas solidarias, cuento más de veinte, que bonito. Hasta lo desmienten si lo preguntas.

Iniciativas en Manacor ciudad, Porto Cristo, S'Illot, Son Macià, zonas del litoral y costa del municipio, a montones. Y ese vecino encantador que desde hace dos meses deja de madrugada productos varios en la puerta de un domicilio cercano donde faltaba de todo y ahora los llantos son risas. Hasta detalles con una matrícula escolar, ya podrá seguir estudiando esa joven universitaria porque llegó un ingreso a su cuenta que garantiza las tasas y algo más. Quienes se enteraron del drama, tomaron cartas en el asunto. Ese día me puse a llorar como un chiquillo.

Hasta me entero que una tienda de proximidad de la costa venderá sus productos a precio de coste, sin ganar ni un céntimo, para aquellas personas que lo pasan apretado. Y no digamos de las empresas y profesionales que asesoran, ellos han realizado miles de gestiones y conociendo la realidad de cada uno, lo han puesto en el rincón de las pérdidas y ganancias. Es difícil poner el acento en este tema porque la privacidad es la regla, pero son detalles y pinceladas para que los historiadores tomen nota. Aquí en este pueblo hay gente espléndida, especial, maravillosa, humana, muy solidaria. Viva la madre que los parió.

Me dijo un amigo que es voluntario y desde hace tres meses está en activo sin descanso. Que le ha cambiado la vida. Estas semanas ha crecido lo impensable como persona y ser humano. Descansa muy bien todas las noches. Está contento de haber tomado la decisión de poner su tiempo y sus brazos a disposición de la causa. No le sobra nada, pero con lo que tiene es suficiente. Siempre lo he apreciado, ahora es mi ídolo. Esos seres entrañables e indispensables de mi pueblo hacen grande nuestra tierra y dan sentido a la vida. Rafael Gabaldón San Miguel.