Editorial: Lo siento en el alma que seguidores del Sanchismo, Iglesias y los independentistas (los que están en el pesebre y han demostrado su completa incapacidad) estén molestos con algunas de mis editoriales. Les diré que mi afecto a todos los políticos sin excepción es el mismo, ninguno. Sobre todo en esta pandemia. Salvedad de concejales y alcaldes, que en la mayoría de los casos se entregan a sus tareas, muchas veces con el sueldo de la oposición, sobre 400 euros al mes. A los políticos municipales los dejo aparte. Dan la cara ante el pueblo por ser los más cercanos y se la parten sin tener ninguna culpa.

A quienes tengo borrados por completo de mi lista son a los representantes de los consell insulares, diputaciones, cabildos, senadores, parlamentos, congreso, cargos de confianza, asesores, los que están en Europa. Por supuesto hay excepciones, a esos mis felicitaciones, muy pocas. Si ellos se quejan que dirá el pueblo. Menos mal que no tienen memoria y cuando pase la tormenta harán lo mismo de siempre, votar contra el otro. Esos enemigos inexistentes de las dos españas inventadas y sus nacionalismos de poder y platos llenos. Que les voy a decir a ustedes. Me desagrada que me arreen por todos los lados.

Pero veamos señores del Sanchismo, Iglesias y los independentistas y la oposición de centro derecha, y otros extremos con nombres populares que salen de ferias y charlotadas. Los comercios y pequeñas y medianas empresas están en la ruina, sobre el 60% ya no podrán abrir más. Desolación, suspensión de pagos, quiebra. En tan poco tiempo se han cargado un tejido y músculo empresarial y laboral que llevaba en marcha hace más de medio siglo. Llegó el COVID-19 y comenzó la propaganda y las ilusiones, la magia y las falsedades, el juego de cartas marcadas y los grandes números. Después de 10 meses ha servido de muy poco, las realidades están en camino.

Ayer mismo nos manda una nota de prensa el Banco de Alimentos y nos adelanta que las colas del hambre aumentarán el 100 por 100. Que antes se servía comida a 15.000 personas y ahora necesitan para 30.000 ciudadanos, solo en Mallorca. No cuenta el banco de alimentos las campañas de ONGs independientes, entidades religiosas, voluntarios, iniciativas de cada pueblo. Lo denominado no reglado, sumar al menos otros 10.000 personas. Eso lo que sabemos oficial. Hay dramas que se solventan gracias a vecinos y a personas cercanas y muchos que han dejado de cobrar alquileres porque es imposible. Sume usted el apoyo a los más necesitados de los Ayuntamientos y Servicios Sociales, vaya un ejército de hambre y miseria.

Me dicen que algo bueno habrá, por supuesto, en cada editorial daré dos noticias positivas. Me gusta la alegría y el optimismo. Si es posible después de cubrir las necesidades más ineludibles y urgentes. El 16 de diciembre, viene a jugar la Copa del Rey el Atlético de Madrid a Sant Llorenç des Cardassar, ese municipio que gestiona Puigròs con dedicación y muchos éxitos, a pesar de las adversidades de la madre naturaleza. Como digo en Es Moleter habrá traca de gran envergadura, no llega un pata negra del fútbol cada día. Tendrán que montar gradas nuevas para llenar la demanda y cumplir los protocolos de Sanidad. Alguno lo califica del Gordo de la Lotería, de compensar un poco aquellas tristezas de la mayor tormenta conocida. Lo merecen.

Segunda positiva. Si sigue el descenso de contagios en Manacor y se confirman las altas en número muy óptimo y para evitar agravios con otros pueblos y la ruina de pequeñas y mediana empresas, Sanidad y el Govern estudian analizar el cierre perimetral de Manacor y en vez de prolongarlo hasta el jueves día 26 de noviembre, puede levantarse unos días antes sobre el 20 de este mes, dentro de tres o cuatro días. Se van conociendo casos en toda Mallorca y sería muy injusto condenar a una población en solitario. En al menos 7 con igual incidencia se aplican otros sistemas. Los pueblos de la comarca pasan de largo, equilibrio señora Armengol, para que quiero ser negativo si me muero de hambre y me veo obligado a emigrar. Rafael Gabaldón San Miguel.